domingo, 26 de septiembre de 2010

La mirada mas tierna

Nunca me gustaron los hospitales, aunque a medida que me fui acostumbrando a ellos mi asco por aquel ambiente aséptico fue desapareciendo hasta convertirse casi en rutina. Aquel día me iban a hacer la enésima prueba en lo que iba de año, en un proceso que se había convertido en algo tan rutinario que, lejos de generarme cualquier inquietud, me invitaba al bostezo.
Como casi siempre, me llamaron con retraso para esperar a la puerta de las cabinas de rayos X. Me apoyé en la pared y miraba donde podía para pasar el rato. Por el pasillo pasaba bastante gente. Muchos viejos y bastantes batas blancas. De vez en cuando alguien abría una puerta y cantaba una retahíla de nombres entre los que no estaba el mío. Paciencia.
De repente, un médico se detuvo junto a mí y se paró a hablar con un señor mayor que esperaba a mi lado, también apoyado en la pared. Por la conversación, supe que se conocían de hace tiempo y supuse que estaba tratando a alguien muy cercano. El viejo, vestido con un abrigo clásico y con cierto punto de elegancia, dijo un par de términos médicos y noté como se le iba la voz cuando le dijo: “está muy mal”.
Al médico le dio tiempo a poco más que a alguna palabra cargada más de ánimo para la lucha que de esperanza antes de que se abriera la puerta de la cabina de los rayos X y saliera abrochándose el último botón de la chaqueta de lana y caminando centímetro a centímetro una mujer pequeña y delgada con el pelo blanco recogido en un moño. Cuerpo diminuto avanzando en pasos diminutos.
Y entonces lo vi. Vi como ella levantó la vista y miró a su marido con unos ojos que yo no había visto nunca. Quizá era pena, quizá cansancio, quizá tristeza, pero de lo que no dudé nunca era de la entrega y el amor que había en aquella mirada. De como el vínculo que unía a aquellas dos personas era más fuerte que cualquiera de las pasiones que yo hubiera sentido en mi vida. Y allí, en lo que quizá fuera la antesala de su muerte, sentí que aquella señora diminuta, débil y enferma me había dado una lección de vida.
Paso a paso, centímetro a centímetro, recorrió en una eternidad los escasos metros que le separaban de su marido y otro escalofrío me recorrió el cuerpo al ver que aquel sentimiento era total y absolutamente correspondido. Así se cogieron del brazo y se marcharon lentamente por el pasillo del hospital mientras la enfermera me llamaba a las pruebas.
Fue, sin duda, la demostración de amor más intensa que he visto en toda mi vida.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Amores que son ilusiones y promesas que no son verdad

Las historias de amor tienen finales felices ¿o no? pero bueno en si la mía no tiene final,  es algo así como que un raro pero difícil inicio. La verdad no se como paso ni por que, en verdad no se si dar todo por terminado o empezar de nuevo pero creo que es realmente necesario que las cosas se aclaren, porque de otra manera yo saldré perdiendo la razón y eso en verdad no me gustaría que pasara porque si pasa no tendré las fuerzas suficientes para empezar de nuevo.
Bueno, les resumiré mi primera experiencia.
Soy Alejandra. Yo tenia siete años cuando conocí a un chico que movió mi corazón y me hizo sentir esas mariposas en el estomago. El se llama Ángel, el chiste es que no lo pude olvidar hasta hace apenas medio año o menos. Ángel me hizo llorar con sus despechos y con su indiferencia pero finalmente todo eso paso.
Y es aquí donde empieza mi pequeña historia. Voy en tercer semestre del bachillerato, pero al inicio del segundo semestre varios del turno vespertino se cambiaron de turno entre ellos una chica que ahora es amiga mía. Bien, el punto es que también de la tarde se pasaron como otros cinco niños que también son o fueron amigos míos. Dos de ellos no le hablaban a los otros tres, pero yo a todos los quería. Del grupo de tres amigos me gustaba uno, pero eso se paso tan rápido como un suspiro, del otro me enamore y en si fue por este que les hablaba a los otros dos. El punto es que finalmente el tipo fue una historia tonta y se paso rápido. Yo seguía pesando en Ángel, viviendo por, para y sin Ángel.
Entonces apareció el en mi vida “el Naranjo” era un chico que inmediatamente que llego les gusto a varias chicas por su aire de seguridad y por su falsa pero aparente confianza en si mismo. A mí desde el primer momento me pareció un tipo engreído, presumido, descortés, tonto y arrogante, un tipo del que nunca me enamoraría, mi concepto de príncipe azul aparentemente aun no estaba bien definido. El chiste es que le hable porque en si a mi me interesaba su amigo y fue cuando mi concepto de el cambio totalmente. De detrás de ese tipo descubrí a un niño realmente tierno, chistoso, carismático, agradable, capaz de entrar en la categoría de amigo, si se hubiera quedado ahí todo hubiera estado realmente bien pero no, me tenia que enamorar de el y para que, no lo se, solo se que a su lado Ángel ya no me importaba tanto pero seguía siendo un recuerdo. Naranjo me regreso la fe en el amor, en los finales felices, en los cuentos de hadas y la fe en que todavía existían los amores de verdad y los príncipes azules aunque el sea un príncipe gris. Me devolvió la sonrisa, me devolvió el brillo en la mirada, y lentamente casi sin darme cuenta me fue encantando con su sonrisa y con su infantil mirada.
En los salones de clase nos sentábamos siempre juntos, los lugares de los otros eran opcionales pero el mío y el suyo estaban bien definidos, el uno al lado de otro; el siempre me molestaba y buscaba cosas divertidas para hacerme reír, el me dio con fianza en los colores quitándome la fobia que tenia, el me decía sonza y yo le decía tonto. yo le puse su apodo de “el Naranjo”, el no me puso el mío pero el siempre me molestaba con respecto a el, el era siempre así conmigo, y en el rápido transcurso de ese semestre lo fui conociendo y mi concepto fue tan lindo, creí que podría haber algo pero nunca hubo nada interesante. El era mi razón de despertar, cuando llegaba a la escuela solo esperaba verlo a el, cuando estaba en clases solo quería estar a su lado, cuando no teníamos nada que hacer solo quería platicar con el sobre varios de esos asuntos, y lo descubrí, encontré su alma, encontré su ser, encontré su esencia, y lentamente Ángel fue perdiendo su sentido para mi. Cuando había trabajos en equipo el era mi equipo, yo solo buscaba estar a su lado aunque el siempre era así con todas a mi me parecía que solo conmigo se comportaba de es a forma tan especial, a mi me parecía que el podría enamorarse de mi.
Pero llego el día en que tuvimos que separarnos. El se fue para un grupo y yo para otro totalmente distinto. Tiempo antes de esto habíamos jurado que si nos tocaba en grupos distintos nos íbamos a seguir hablando pasara lo que pasara, ¿saben como me dolió cuando dejo de hacerlo? me sentí mal, saber que cada risa había sido falsa, saber que todo había sido una mentira y no poder soportarla, yo casi moría de dolor pero a el no le importaba o al menos así parecía.
Un día trate de decirle que me había enamorado de el sin pretender nada pero el me fue dando largas hasta que me entere que tenia novia, pues bien poco después termino con ella y empezó con otra y paso otra; yo no aguante esa situación pero lo quería. Un día que lo vi el estaba llorando, pues ahí voy yo a preguntarle que le pasaba, a tratar de consolarlo y a decirle que siempre iba a estar a su lado, no se que paso pero el me dejo de hablar. Al principio yo me negaba a que el me dejara de hablar pero me di cuenta de que no podía aferrarme a eso, yo sabia que eso debía olvidarse porque el así lo quería y yo no podía obligarlo a lo contrario.
Yo creo que ya es demasiado obvio que me gusta y que lo quiero mucho pero el no se había dado cuenta, ahora ya lo sabe gracias a unos amigos míos. Al principio me puse furiosa porque ellos no tenían derecho de habérselo dicho pero después me di cuenta de que era lo mejor, de que tarde o temprano iba a pasar, y le deje de hablar, ya ni siquiera lo buscaba y mucho menos le hablaba, fingía que lo había olvidado pero no, y apenas el me hablo solo para saludarme y me sonríe, yo, la verdad, no se que hacer porque lo quiero pero no quiero que solo juegue conmigo.
Y es que la verdad su sola presencia paraliza mis ideas y no me deja reaccionar de la forma que quiero hacerlo aunque delante de el domino muy bien esos impulsos. No se que hacer, por favor ayúdenme, mándenme un consejo.

viernes, 24 de septiembre de 2010

El amor duele tanto para el hombre como para la mujer

Hola me llamo Yeny, soy de Venezuela. Les cuento mi historia.
Hace tiempo ya, unos cuatro o cinco años, no me acuerdo muy bien, conocí a un chico en la universidad. Por no tener muchos recursos para estudiar tuve que estudiar en un lugar mas acorde a mi pobreza, digámoslo así. En el primer semestre conocí unas amigas que eran de la misma ciudad que yo y hasta la fecha seguimos siendo amigas. Yo tenía mi novio, tenia con el como un año más o menos cuando comenzaron los problemas. Empezó a engañarme. Todo el mundo me lo decía, pero como era mi primer amor estaba ciega y no escuchaba a nadie.
De pronto, en la universidad, conocí a un muchacho. Nos hicimos amigos. El me escuchaba mis problemas, me veía llorar y siempre me consolaba. Salíamos juntos en grupo. Cerca donde estudiábamos hay playas y nos íbamos todos a beber y bailar para distraernos y pasar un rato agradable. En fin, nos fuimos conociendo mas, hasta que un día me dijo que estaba enamorado de mi y que quería algo mas que mi amistad. Que el veía que yo sufría mucho por alguien que no me quería y que el sí, que le diera una oportunidad.
Pasó un tiempo. Seguíamos igual, hasta que un día nos invito para su casa a todo el grupo y fui. La pasamos súper, nos bañamos en el río que estaba cerca de su casa y me besó. Sentí algo raro porque yo tenía mi novio y a pesar de que teníamos problemas no quería traicionarlo porque lo quería mucho. Nos vimos otra vez en la universidad y me volvió a decir que me quería y yo le dije lo que sentí cuando me besó y lo acepté.
Yo seguía con mi novio, el por supuesto no sospechaba nada. Un día termino conmigo mi novio y yo me quería morir. Mi primer amor, el hombre con quien pensé hacer familia. El otro muchacho siempre estuvo a mi lado sin importarle mas nada que lo que siente por mí. Nunca pasó más que besos y caricias entre nosotros, no porque faltaran momentos sino por que me respeta mucho. El se retiró de la universidad, yo me gradué y seguimos con nuestras vidas cada quien por su lado, pero siempre pendientes el uno del otro, siendo amigos incondicionales. Yo me casé, tengo dos años de casada y él sigue con la esperanza de algún día tenerme entre sus brazos como algo más que su amiga.
Yo me enamoré de él, es un hombre súper tierno, cariñoso, detallista pero la distancia y el lugar donde vive es algo que no me gustó para nada. Yo se que el amor lo cubre todo, pero estoy acostumbrada a otro tipo de vida y no a la que el me podía brindar. Lo quiero mucho, de verdad, pero por ahora y por siempre seremos muy buenos amigos.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Aparte de la distancia, ahora él también esta distante

Mi historia empezó, por casualidad, se podría decir.
Entre a un chat para ver como era y tal. La verdad, lo hice para pasar el rato. De algunos que me hablaron para tonterías, me hablo otro que era bastante majo. tenia 17 años, dos mas que yo. Lo malo es que vivíamos bastante lejos.
Lo agregue al MSN, y luego a una conversación con dos amigas más. Yo le decía de coña que si le gustaba mi amiga, que se conocieran… bastante pesada. Pero bueno, yo no tenia ninguna intención de serlo, simplemente pasar el rato. El me contestaba que primero tenia que conocerla y así. Yo me fui llevando mejor con el, nos reíamos mucho, ya sea con alguna broma o con cualquier cosa, aunque no fuera muy seguidamente cada vez que lo veía conectado yo le decía “Holaaa :) ” de forma muy simpática y el hacia lo mismo. Yo no me daba cuenta aun de nada.
Pasaron algunos meses en los que perdimos el contacto o dejamos de hablar… así porque si, pero posteriormente volvimos a hablar. Me contó toda su vida, nos lo contábamos todo, no había secretos entre nosotros, yo notaba que el me mandaba indirectas bastante simpáticas. Estaba muy atento a mi y sus indirectas cada vez eran mas notables. Hasta que un día se me declaro. Me dijo que le gustaba con bastante timidez, pero a lo que yo le dije que también sentía algo especial por el. Fue un momento muy bonito y yo estaba muy feliz.
Empezamos a decirnos “tk”, a mandarnos sms muy bonitos, el me llamaba “pekeñina” :) cosa que me encantaba, yo me empecé a soltar cada vez mas y le decía cosas muy bonitas que salían directamente de mi corazón. Le veía una persona genial, súper buena con los demás, y graciosa.
Necesitaba verle, y el a mi… Yo sentía algo muy fuerte por el, y el me decía cosas tan preciosas… y con tanto sentimiento. Parecía un sueño, pero a la vez saber la distancia entre nosotros me hacia daño.
Después de algún tiempo, el me dijo que no podía soportar esto y que lo mejor era que lo dejáramos estar porque al final sufriríamos. Yo en mi casa, mientras, estaba llorando y el también lloraba. No me imaginaba sin el, sin sus cariños, sin mi chico especial.
Le dije con todo el dolor de mi corazón que por favor no dejáramos de hablarnos por esto, que aunque sea fuera como su hermana o algo así. El me prometió que jamás me iba a dejar de hablar. Yo siempre le iba a querer. El me dijo que me quería ver aunque fuera lo ultimo que hiciera, pese a todo. Ahora el tiene 18 y no creo que en mucho se saque el practico del carnet de conducir.
Pese a su promesa, hemos perdido mucho el contacto. Nada es lo mismo. Yo le sigo queriendo y no le he olvidado, aunque hayan pasado 6 meses de aquellos bonitos momentos.
Me siento muy triste y pienso que el ya se ha olvidado de todo lo que me dijo… Ahora por algunos comentarios que hace en Facebook, esta deseando encontrar un amor y ser feliz.
Aparte de la distancia ahora el también esta distante…
Pero para mi siempre será un bonito recuerdo y no pierdo la esperanza de algún día verle.